miércoles, 10 de enero de 2018

"Espacio líquido" de Inés Ramseyer



"Espacio líquido"

Del 19 de Enero al 18 de Febrero de 2018

Inauguración: Viernes 19 de Enero a las 20:00h.






Inés Ramseyer
“Espacio Líquido”



Inés Ramseyer Dayer es arquitecta y fotógrafa. Esto es importante, porque ella misma dice que “Mi formación de arquitecta condiciona mi visión de las cualidades del espacio y de las diferentes escalas. Entiendo que tanto la arquitectura como la fotografía usan recursos parecidos para construir espacios: trabajan con la luz y las sombras”. Yo no soy arquitecto ni fotógrafo, así que daré por buena esta comparación; no obstante, creo que su faceta fotográfica, que es la que nos ocupa, tiene el interés que otorga la libertad del no condicionamiento a la funcionalidad que debe atribuirse a la arquitectura.
La obra fotográfica permite a Ramseyer ser más experimental, no ser tan objetiva, ser concreta y a la vez conceptual. Creo que lo más interesante se su obra está en la representación de una imagen que no tiene una conexión inmediata con el objeto y, por tanto, se aleja del mundo tangible. Sin duda existe una referencia (identificable casi siempre) a un fragmento del mundo natural, pero creando un escenario deliberadamente organizado, una mezcla original de forma, color y luz diseñada para marcar una separación entre el objeto y su contexto.
Cualquier cosa, en la mirada creativa de Ramseyer, puede ser transformada en una versión abstracta de sí misma. El encuadre, el uso del macro o el ángulo único elegido, hacen que la imagen se convierta en un patrón abstracto. Y esta perspectiva no objetiva, que es lo que me resulta más motivador, invita al espectador a hacer su propia interpretación del tema.
Supongo que en esta libre interpretación podemos establecer una serie de paralelismos con la obra de Zygmunt Bauman, a la que la autora se refiere en el título de la exposición: Espacio Líquido. He de confesar que, del mismo modo que la obra de Ramseyer me provocó cierta pulsión escritora (que fue el motivo para aceptar la propuesta de Enriqueta Hueso de redactar estas líneas), nunca me ha gustado del todo la línea argumentativa de Bauman, un tipo (en paz descanse) que los últimos años estuvo deprimiéndonos con una sola obra sobre el cambio de estado de la modernidad.
Personalmente (una cosa no quita la otra), estoy de acuerdo con que la obra de Bauman es indispensable para entender el devenir de la sociedad actual. Ha sido una de las voces más críticas con la sociedad posmoderna, la cultura del envoltorio o a la extrema ductilidad del concepto de verdad y mentira histórica, en una orwelliana vuelta de tuerca intrahistórica.
Lo que no significa que me guste todo lo que dice. Evidentemente, la sociedad ya no es la que conocimos hace escásamente 25 años. Antes los conceptos eran sólidos, piedras angulares que incluso asfixiaban a los individuos en su firmeza. Hoy todo es líquido, en una evolución positiva en tanto su aplicación a la preservación de los derechos individuales de las personas, pero a costa de una enorme indiferencia e indefinición entre todos nosotros. Según Bauman no es sólido absolutamente nada. Ni siquiera la ideología. Todo se desmorona hoy exactamente igual que las moléculas del agua que, en cascada, buscan adaptarse al nuevo recipiente cuando se vierten desde una jarra. Permítanme que yo sí crea aún que existe solidez en ciertos valores. Pero eso es otro tema.
Entiendo que las formas se disuelven en la fotografía de Ramseyer con la levedad del capital, y que su interpretación queda en el aire, como en el aire quedan disueltas también las viejas instituciones y reglas orden-constitutivas de las que hablaba el sociólogo polaco. Entiendo también que hay que ver estas fotografías sin las coordinadas fijas, condenados a una búsqueda individual entre las identidades y normas fluidas.
Bauman describe una sociedad líquida, insegura, sin estabilidad, que no sabe cómo puede terminar debido a sus constantes cambios y mareas que la alteran. Ciertamente, la interpretación de las fotografías es un poco así.
Yo hubiera preferido a Pierre Bourdieu, Richard Sennett o Ulrich Beck, incluso a Italo Calvino, Milan Kundera o Josif Brodski. Bauman me produce una sensación de inmovilidad, su diagnosis es densa y no deja mucho espacio para la actividad; no nos ofrece ningún mensaje esperanzador; no hay promesas alentadoras; no hay predicciones fáciles; no hay recetas cómodas.  Sin embargo, en la fotografía de Ramseyer me parece que el mundo puede ser otro e incluso mejor.
Eso sí, lo que más me gusta de Bauman es lo que más me gusta de Ramseyer, pues ambos registran la atmósfera vaporosa en que flotan nuestras vidas perdidas.

  Joan Feliu – Universitat Jaume I - UJI