"Silencios"
Manolo Sáez
Inauguración: viernes 7 de octubre a las 20h
Del 7 al 29 de octubre de 2016
La Galería O+O abre este nuevo comienzo de temporada con la exposición "Silencios" de Manolo Sáez
El
paisaje emocional
¿Está Manolo Sáez
Arnedo influido por el ideal romántico de crear pinturas que
provoquen una respuesta emocional? No sé si lo persigue, pero sin
duda lo consigue.
Las pálidas tonalidades
grisáceas del mar encrespado y turbulento, o de la bruma de un
bosque misterioso, invitan a imaginarnos lo mareado que podría
sentirse uno a bordo de un barco mientras avanza y cabecea contra las
olas, o la confusión y quietud que experimentaría en uno de esos
lugares solitarios y nebulosos.
Supongo que no seré el
único al que le recuerdan un poco a Turner, especialmente en el
extraño poder que adquieren los brillos de la niebla, de la tormenta
o del cielo reflejado en el agua en un paisaje fundido propio de un
sueño. Lo cierto es que el romanticismo y los posteriores
neoromanticismos, se han configurado en campos estéticos muy ricos y
variados, por lo que es difícil establecer una definición acertada
y concreta del movimiento. Esta condición permite, a su vez a los
críticos, el uso del término con cierta ambigüedad. Y así lo voy
a usar yo también.
En todo caso, y aunque no
resulta difícil establecer semejanzas con otros románticos (de
todos los tiempos), es destacable que el estilo de Manolo Sáez
Arnedo parece más libre y suelto que lo que es convencional; las
formas quedan diluidas por la luz y el dibujo deja paso a la
atmósfera que lo envuelve todo, llegando a composiciones cercanas a
la abstracción. La presencia de la naturaleza en la pintura Manolo
Sáez Arnedo (otra vez Turner me viene a la memoria como si se
tratara de una repetitiva canción del verano) es una constante. El
espacio natural de sus delicadas obras resulta infinito y las cosas
quedan envueltas en torrentes de sombras que terminan por absorber y
destruir la figuración.
Dicho esto, estamos ante
paisajes. Hace años, Javier Maderuelo dirigió un curso titulado
Pensar el
paisaje 03. Paisaje y territorio, coincidiendo
con una exposición homónima que junto con María Luisa Martín de
Argila comisarío para la Expo Zaragoza 2008. En palabras del
mencionado, el concepto paisaje es un constructo, una elaboración
mental que realizamos a partir de lo que se ve al contemplar un
territorio, un país. El paisaje no es, por lo tanto, un objeto ni un
conjunto de objetos configurados por la naturaleza o transformados
por la acción humana, tampoco es la naturaleza, ni siquiera el medio
físico que nos rodea o sobre el que nos situamos. El paisaje, en
cuanto concepto, es la trabazón que permite interpretar en términos
culturales y estéticos las cualidades de un territorio, lugar o
paraje.
Además, el paisaje,
siendo una creación cultural, es decir, humana, es algo que se
construye. En cada época y en cada sociedad se han elaborado
imágenes del mundo y del entorno que responden a las creencias,
conocimientos y deseos que poseían. Así, el romanticismo en Europa
concedió al paisaje una posición cultural de privilegio,
adquiriendo entonces una entidad anímica y emocional, mientras se
reconocía a la pintura de paisaje una significación épica y
poética.
Permítanme, siguiendo
esta línea argumental, que redunde en un término que creo es muy
definitorio de estas obras: son tremendamente poéticas, también
aquí usando el calificativo desde una visión romantica y
entendiendo como poesía todo aquello que se considere poético y
cree un sentimiento poético en el lector. La poeticidad no depende
aquí de la pintura o sus cualidades intrínsecas, sino de la
relación que establece ésta con el espectador o, mejor dicho, que
el espectador establece con ésta.
Se abandona la figuración
(esta teoría viene de los tiempos de Kant) para definir la belleza
en la pintura en función del efecto que crea en el individuo, y
deberíamos contemplarlas desde un punto de vista a partir del cual
el criterio de belleza de un dibujo no depende de su adecuación a
unas pautas reconocibles y sistematizadas en un canon previo. Lo
bello y lo poético están en todas partes, en todas las artes y
dependen sólo de que el espectador sea capaz de hallarlas.
También quisiera hacer
mención al uso del color. Personalmente pienso que Manolo Sáez
Arnedo lo maneja con una eficacia extraordinaria, e incluyo
premeditadamente en esta afirmación los dibujos a carboncillo. La
simplicidad del uso de la monocromía requiere un dominio del
equilibrio entre luces y sombras para que el resultado sea de una
armonía global. Los trazos, las manchas, los vacíos, funcionan como
una red interconectada en la que se establecen relaciones entre lo
sombreado y la estructura del dibujo que debe de asomarse, intuirse.
Y dejo para el final lo
que me parece más importante. Miro un dibujo de Manolo Sáez Arnedo
y creo que es capaz de parar el tiempo. Hay algo de dejarse embaucar
por los paisajes, como si nos advirtiera que cuando te resistes al
fluir de la vida en realidad te resistes a tu propia naturaleza
interior.
Jaime Renán González
Pérez, un poeta neoromántico contemporáneo escribe:
Extasiado ante un
crepúsculo dorado,
Contemplo como humilde
profeta
La felicidad venidera de
los hombres:
aliados al mar, al bosque
y al viento.
Aliados a la montaña y
al paraíso verde
Que aún se nos ofrece
aquí en la tierra.
No se me ocurre mejor
manera que terminar leyendo este poema ante un paisaje de Manolo Sáez
Arnedo.
Joan Feliu
UJI / VIU/ MACVAC